sábado, 4 de agosto de 2012

Compilación: día 5, 6 y 7.

Día 5: Making a planning.

Cuenta la leyenda que uno se murió esperando. Estábamos en la residencia, making a planning, el cual yo sabía que íbamos a ignorar respetar religiosamente. Lo cierto es que era necesario. De otro modo, se perdía mucho tiempo recorriendo al azar la ciudad. Metro arriba, de la 13 con la 5ª a la 138 con la 8ª. Al menos, viajábamos sentados. Total, que a fin de hacer de nuestro tiempo una medida eficiente, decidimos hacer una lista. Dos horas para hacer una lista, por Dios, ¡qué de sitios quedan por ver! Son las 5 y tomamos el metro rumbo Greenwich Village. La serie Friends se rodo allí. Es un barrio bonito, que como ya he dicho antes en otras ocasiones, como los demás barrios del sur de Manhattan, poco tienen que ver con esos grandes rascacielos que aquí tenemos. Una casa, al fin y al cabo. Tras vagar sin rumbo un largo rato y decirle "have fun" a una señora que salía de un sex shop (cuya respuesta fue: I "will") cogimos el metro de nuevo, camino a Rockefeller Center. Estaba petao'. Como dice nuestro paisano Dani: de esto que tiras una aguja y se pinchan ocho. De modo tal, que para poder ver como atardecía en Manhattan, decidimos reservar las entradas para el próximo día a las 19:30. Ya de vuelta a Central Park decidimos ir a los conciertos diarios, de los que nos vimos privados el día anterior, en Lincoln Center. Lo cierto es que estuvo entretenido. No fue gran cosa, pero estuvo entretenido. Eso sí, esa noche sí que cené fruta.


Día 6: The top of the Rock.

Cuenta la leyenda que Ícaro comenzó a ascender como si quisiera llegar al paraíso. Fisrt stop: MoMA museum. Vamos, un museo de cosas raras para aquellos que lo prefieran. Era viernes, y gratuito. La cola era gigantesca, ocupaba toda una manzana. Sea como fuere, la espera no fue extensa y presto anduvimos dentro del museo. Un dato curioso, es que aquí en América en todos los lugares hay wifi gratis y de calidad (excepto en la residencia), otro, que los vates están llenos de agua hasta las trancas (la primera vez pensé que estaban atascados, luego deseché esa teoría, puesto que la probabilidad no estaba de mi lado). Pero basta de datos curiosos, eso se quedará para aquellos que me pregunten cuando esté de vuelta. De vuelta al tema que nos concierne, el museo: no tenía desperdicio, 5 plantas repletas de una visión alternativa de nuestro mundo, 5 plantas llenas de arte. Bueno, excepto la primera, que estaba llena de muebles dispuestos como en un escaparate. Eso para el Lara será arte, para mi, muebles. Eso sí, vimos cuadros de grandes como Picasso, Warhol, Miró, Dalí o Van Gogh. La única pega fue que al ser viernes estaba lleno de maleducados asiáticos que se entrometían entre los visitantes y los cuadros. Para que os hagáis una idea de lo cerca que estaban bastará con deciros que se ponían vizcos y se les notaba. Muy poco respeto. Fijo que no eran japoneses.
 Fuera del MoMA, encontramos una bolsa con souvenirs por valor de 42 $, eso sí, estaba llena de pegatinas: MENUDO ROBO, MENUDA DECEPCIÓN. En fin, chasco aparte, continuamos hacia Rockefeller. Son los 25$ mejor invertidos de mi vida. Subimos en un tris, no había apenas gente, y el en el ascensor te ponían una especie de presentación. Treinta segundos para subir 68 pisos. Awesome. Tres terrazas, tres alturas diferentes. Central Park a la derecha, Empire State a la izquierda junto con la Freedom Tower (Zona 0). Vista de pájaro. Aquello era el Edén. Pasamos el resto de la tarde allí oyendo Empire State of Mind, America y otras BSO típicas de la ciudad. Fue emocionante. La guinda la pusieron unos fuegos artificiales en el horizonte, allá por la altura de Brooklin. Ninguno queríamos bajar. Por un momento fuimos conscientes de todo cuanto nos rodeaba y estuvimos más seguros que nunca de que no queríamos volver.

Día 7: New Jersey.

 Cuenta la leyenda que una vez un hombre se derritió en el metro. ¡MENUDA CALOR! pero bueno, esa cuestión ya la he tratado. Hoy hemos ido a New Jersey. Un Outlet. No es para volverse loco, ropa barata. Te puedes vestir de Calvin Klein por 50 pavos. Una alegría para más de unos, para otros, nada más que ropa barata (mentira, a todos nos ha encantado). Ida en bus, vuelta en el mismo medio. Lo que más me ha llamado la atención era 1: la autobusera y 2: no tenía ni un cinturón ni una comodidad. Just an autocar. Ahora vamos a ir a Time's Square, quizá a dar una vuelta por el Hard Rock Cafe. Os dejos just here. See you soon   suscribers (que sois, aún, cero).

2 comentarios:

  1. Lo que escribes en inglés no logro entenderlo. A ver si un año de estos me dan una beca como la vuestra. Me pregunto cómo es que os manejáis en el metro tan bien. ¿New Jersey es un barrio?

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  2. New Jersey es un estado. Son los gabachos de New York, los que venden toallas al lado de Huelva. La historia del metro es simple: aquí las calles son una cuadrícula perfecta, y en el metro hay gran cantidad de mapas a lo que hay que sumar la hospitalidad de los americanos y la cantidad de latinos que hay por aquí. Es todo más sencillo de lo que nunca creí que fuese a ser. Un abrazo, seguimos en contacto.

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