miércoles, 1 de agosto de 2012

Día 3: Getting lost.

 Ocho menos cuarto de la mañana, dos de la tarde en España. Otra vez Bon Jovi haciendo de las suyas. Menudo sueño tenemos encima, y eso que hemos dormido como bebés. Un agüita, un poco de gomina y para la calle.
 Ding. Acaba de llegar el ascensor a la planta baja (que por cierto, aquí no se llama B o 0, se llama L*, sea como fuere no tengo ni idea de qué quiere decir). Vaya, pero si hay por aquí algunos de nuestros compañeros, pues nada, vamonos todos juntos para la academia. ¿Habéis hecho las fotocopias? ¡¿LAS FOTOCOPIAS?! Y yo que pensaba ir dando un paseo tranquilo a la academia... total, que parada rápida en el puesto de la esquina y a hacer las fotocopias. ¿Las fotocopias? Un show. Necesitabamos pagar con tarjeta de crédito, y para variar no iban. Una vez conseguimos que las máquinas andasen (¡uf! ¡qué alivo!) ahora hacía las fotocopias arrugadas. Un aplauso por las máquinas de fotocopias de EE.UU. Las conseguimos hacer, gracias, como no, a la ayuda de la dependienta, ¿a que no adivináis que idioma hablaba? Las nueve menos cuarto. Estamos a 20 calles de la academia. Corriendo para el metro. Bofetada de calor al canto, llega la gran serpiente metálica y otra bofetada, en esta ocasión, de aire helado. Cuando lleve una semana aquí, me he resfriado seguro. Nos bajamos en otra parada, menuda manera de estar desorientados. Las nueve y cuarto y llegamos a la academia... menuda suerte la nuestra: la profesora aún no ha llegado, ¡NI QUE ESTO FUESE LA CLASE DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO!
 Una vez fuera de clase, decidimos ir a la residencia, soltad las cosas y nos encontrarnos en Little Italy. Llegamos media hora tarde. Genial, esta gente se habrán ido ya. Un cuarto de hora antes, habían llegado los otros, con idéntico resultado. Dos grupos de españoles, vagando por el soho. Little Italy mola. Es un barrio residencial que nada tiene que ver con Manhattan, ni hay grandes rascacielos ni limusinas por doquier. Para que os hagáis una idea, es un barrio como el de Spiderman, el típico en el que están las escaleras de incendio adosadas a la pared. Genial. Precioso. En las televisiones de los locales, pierde España contra USA a voley. Ni una medalla nos llevamos este año (menos mal, que Mireia me ha demostrado lo contrario). Muertos de hambre decidimos entrar a un local llamado Benito One. Por trece pavos, hemos comido tres platos y hemos tenido barra libre, eso sí, de agua del grifo con hielo, pero teniendo en cuenta que aquí la cobran, es todo un lujo. La comida, italiana pero genial, mucho mejor que en cualquier lugar que la hayáis podido probar (excepto si habéis estado en Italia). Una vez fuera fuimos a China Town. ¿Habéis visto esos documentales sobre Tailandia que la gente se cuelga de los trenes cual manta en el hombro de un moro por la playa? Pues un estilo a eso es China Town. Lleno de ojos que parecen puñaladas en un cartón, cutis del color del de Bart Simpson y mucha, pero que mucha "comida" en la calle. Menudo olor a orina. No moló nada estar por allí, ni siquiera encontramos esas supuestas gangas que íbamos buscando. En el Corte Chino hay cosas de NY a mejor precio. Luego, para colmo, intentamos comprar galletas en un supermercado de la zona, y eso sí, de galletas ni las migajas, pero sí que había pollos negros (sospechamos que eran murciélagos), sapos y anguilas para, supongo, cocinarlos. Menudo show. La siguiente parada fue  Whasington Square, la cual no tiene nada de especial, aparte de un arco grandote que es un estilo al de la entrada de Antequera, y que sale en la película de Will Smith Soy Leyenda.
 Cinco paradas de metro después, ya de vuelta a Central Park, fuimos a dar un paseo por una larga avenida cuyo nombre ni es famoso, ni recuerdo. Vimos un cine en el que daban Batman, sin pensarlo, cruzamos a la otra acera. Cenamos perritos en el Gray's Papaya. Dos hot dog y bebida por 5 $. Nada destacable, just hot dogs. Paseíto yvuelta a la resi. Eso sí, una chica nos saludó a lo más puro estilo Humilladero, muy sonriente y diciendo ¡JAI! Lástima que no estuviese a la vuelta. 
 That's all Folks, me voy a un concierto en la plaza Lincoln.

2 comentarios:

  1. Muchas peripecias esa mañana.¡Qué asco Chinatown!

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  2. Sí, además, es como dice un compañero mío: Esperábamos un arco que anunciase la entrada de Chinatown y nos hemos encontrado con calles que huelen a pescado. Sea como fuere, habrán fotos en breves.

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